El ciclo de la vida.
¿Qué es la vida?
En el suelo, en el agua o en el aire hay millones de seres vivos ¡Mira a tu alrededor! ¿Sabrías distinguir qué es lo que está vivo? ¿En qué se diferencia un ser vivo del que no lo es? El ser humano, los animales, las plantas y muchos otros organismos que nuestros ojos no pueden ver tienen vida. ¿Por qué decimos que están vivos?
EL ORIGEN DE LA VIDA
Los científicos piensan que hace unos 3.800 millones de años surgieron las primeras formas de vida en la Tierra. Se cree que los primeros seres vivos habitaron en el agua de los océanos. Eran organismos muy pequeños y diferentes a la gran mayoría de los que ahora pueblan nuestro mundo.
¿QUÉ SIGNIFICA ESTAR VIVO?
¿Has pensado alguna vez qué necesitas para estar vivo? Necesitas respirar, alimentarte y eliminar ciertas sustancias. Necesitas energía para moverte, saltar o correr. Tu cuerpo requiere energía para vivir. Además, estar vivo es también relacionarse con el medio en el que se vive y responder a los cambios que se producen en el ambiente. Por ejemplo, cuando hace calor, tu cuerpo empieza a sudar para disminuir la temperatura, y tú te resguardas a la sombra. Estar vivo es también crecer y reproducirse, es decir, tener hijos. A todas estas actividades las llamamos los procesos de la vida, las funciones vitales. En definitiva, estar vivo significa poder realizar todas estas funciones.
Las funciones vitales de los seres vivos son: la función de relación con el medio en el que se vive, la función de reproducción y la función de nutrición. La función de nutrición permite obtener energía, desarrollarse y crecer, y comprende la respiración, la digestión, el transporte de las sustancias necesarias para la vida y la excreción o eliminación de desechos. Los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y mueren.
SERES VIVOS Y SERES NO VIVOS
Todos los organismos que están vivos realizan, aunque de forma diferente, todos los procesos de la vida. Los seres humanos, los animales, las plantas y muchos organismos que nuestros ojos no pueden ver tienen vida.
Sin embargo, las piedras, el aire, la tierra o los objetos que fabricamos no tienen vida. No crecen, no se reproducen, no necesitan energía, no responden ante las cosas que pasan en el medio donde viven. No son seres vivos.
LA CÉLULA Y LOS SERES VIVOS
Otra característica de los seres vivos es que todos están formados por pequeñas unidades llamadas células. Algunos seres vivos, como las bacterias, están compuestos por una sola célula; son organismos unicelulares. Otros, como las plantas y los animales, están formados por más de una célula, incluso por millones de ellas; son organismos pluricelulares. Las células están vivas porque también en ellas tienen lugar los procesos de la vida.
DISTINTOS SERES VIVOS
Aunque todos los seres vivos realizan unas funciones vitales comunes, no todos son iguales. Cada tipo de ser vivo tiene unas características y una forma diferente de llevar a cabo las funciones vitales. Por ejemplo, las plantas se alimentan del agua, del Sol y de las sustancias de la tierra; sin embargo, los animales se alimentan de plantas o de otros animales.
Los diferentes tipos de seres vivos se clasifican y se agrupan según las características que comparten. Los grupos más grandes de seres vivos se denominan reinos. Tú conoces algunos de ellos, como el de los animales y el de las plantas. Los otros reinos son el de los hongos, el de los protistas y el de los procariotas.
EL AGUA EN LA VIDA
El agua es el componente principal de la materia viva. Constituye del 50 al 90% de la masa de los organismos vivos. El protoplasma, que es la materia básica de las células vivas, consiste en una disolución de grasas, carbohidratos, proteínas, sales y otros compuestos químicos similares en agua. El agua actúa como disolvente transportando, combinando y descomponiendo químicamente esas sustancias. La sangre de los animales y la savia de las plantas contienen una gran cantidad de agua, que sirve para transportar los alimentos y desechar el material de desperdicio. El agua desempeña también un papel importante en la descomposición metabólica de moléculas tan esenciales como las proteínas y los carbohidratos. Este proceso, llamado hidrólisis, se produce continuamente en las células vivas.
La vida es como el ciclo del agua:
La hidrología es la ciencia que estudia la distribución del agua en la Tierra, sus reacciones físicas y químicas con otras sustancias existentes en la naturaleza, y su relación con la vida en el planeta. El movimiento continuo de agua entre la Tierra y la atmósfera se conoce como ciclo hidrológico. Se produce vapor de agua por evaporación en la superficie terrestre y en las masas de agua, y por transpiración de los seres vivos. Este vapor circula por la atmósfera y precipita en forma de lluvia o nieve.
Al llegar a la superficie terrestre, el agua sigue dos trayectorias. En cantidades determinadas por la intensidad de la lluvia, así como por la porosidad, permeabilidad, grosor y humedad previa del suelo, una parte del agua se vierte directamente en los riachuelos y arroyos, de donde pasa a los océanos y a las masas de agua continentales; el resto se infiltra en el suelo. Una parte del agua infiltrada constituye la humedad del suelo, y puede evaporarse directamente o penetrar en las raíces de las plantas para ser transpirada por las hojas. La porción de agua que supera las fuerzas de cohesión y adhesión del suelo, se filtra hacia abajo y se acumula en la llamada zona de saturación para formar un depósito de agua subterránea, cuya superficie se conoce como nivel freático. En condiciones normales, el nivel freático crece de forma intermitente según se va rellenando o recargando, y luego declina como consecuencia del drenaje continuo en desagües naturales como son los manantiales.
La vida de una persona se puede dividir en periodo de 7 años.
De 1 a 7 años.
De un bebe a niño.
De 7 a 14 años
De niño a adolescente.
De 14 a 21
De adolescente a joven.
De 21 a 28 años
De joven a hombre
De 28 a 35
Uno de los ciclos más sencillos y aparentes de la vida
humana es el que observaron los antiguos y emplearon como
base de muchos planes matemáticos y geométricos de las
actividades de la vida. Aun en la ciencia moderna de la
medicina, y en muchas de las nuevas formas de la estadística
y del análisis de los economistas, este antiguo esquema de la
vida humana se emplea de manera fundamental.
Según este ciclo primario, la vida humana está dividida en
una serie de períodos, cada uno de los cuales dura
aproximadamente siete años solares completos, o sea siete
años de 365 días, más o menos, cada uno.
Como simple ejemplo de cómo se manifiesta este ciclo
sencillo, y no con el fin de emplear dicho ciclo como parte del
sistema que explicaré más adelante, quiero llamar vuestra
atención hacia el hecho de que podemos dividir fácilmente
nuestras vidas en períodos de siete años, y observar cómo
cada período ha producido sus resultados definidos o sus
efectos visibles en nuestro crecimiento, desarrollo y dominio.
Consideremos el primer período de siete años. Esta es la
época de nuestra primera infancia, en la que se echan los
cimientos de nuestra educación y de nuestro desarrollo
cultural. Es verdaderamente un período de descubrimientos
dentro de sí mismo, por lo que respecta al mundo material
objetivo y a nuestra relación con él. Aprendemos a caminar y
a hablar, a manejar nuestro cuerpo y a relacionarnos
debidamente con nuestro medio ambiente físico y material.
En el segundo período de siete años, desde los siete a los
catorce años de edad, se efectúan ciertos cambios físicos en
nuestro desarrollo y el lado mental de nuestra naturaleza
ocupa un segundo plano entre los cambios que ocurren.
Es inmediatamente antes de terminar el segundo período
cuando, tanto en el varón como en la mujer, ocurren los
importantes cambios físicos que preparan para la tercera
etapa. Si estos cambios no ocurren antes de terminar el
segundo período, el niño es psicológica y fisiológicamente
bajo lo normal, y tanto su fisiología como su psicología han
reconocido de manera inconsciente este segundo período del
ciclo de la vida.
En el tercer período de siete años, desde los catorce hasta
los veintiún años de edad, los cambios físicos pasan a un
plano secundario junto con el mental, y el lado psíquico de la
naturaleza humana se desarrolla principalmente. Esto
desenvuelve el sentido de responsabilidad, y produce
dignidad, amor propio y carácter en el individuo. Es durante
este proceso cuando el individuo alcanza ese grado de
desarrollo psíquico y psicológico, lo mismo que mental y
fisiológico, que convierte al individuo en un ente capaz,
calificado para asumir responsabilidades legales. La persona
que no alcanza este grado al cumplir los veintiún años de
edad, está atrasada en su progreso y se clasifica como
incompetente y bajo lo normal.
El cuarto período de siete años, de los veintiuno a los
veintiocho, es aquel en que se efectúa un fuerte desarrollo en
la naturaleza emocional, que lleva consigo el
desenvolvimiento de la chispa emocional que se despertó en
el período anterior. Durante estos siete años el individuo
adquiere estabilidad, mayor sentido de responsabilidad, algo
de suavidad en su naturaleza y una actividad gradual en
aquellas facultades superiores y adormecidas que se designan
con el nombre de intuición, telepatía mental, psicometría
inconsciente y otras facultades psíquicas semejantes, junto
con un despertar del interés por la música, el arte, el lenguaje
y lo que podría llamarse las cosas superiores y religiosas de la
vida. La ausencia de cualquier manifestación en el desarrollo
de estas facultades durante este período, indicará al psicólogo
o al psiquiatra un desarrollo que no es normal.
En el siguiente período de siete años, de los veintiocho a
los treinta y cinco, los procesos creadores de la mente están
más activos y la habilidad para visual izar, imaginar y crear
mentalmente se ha desarrollado mucho, con un progresivo
entonamiento o estado de armonía con la Consciencia
Cósmica y con las normas éticas de vida. Es durante este
período cuando los inventores importantes han logrado
mayores progresos y cuando el hombre de empresa se siente
lleno de energía y de buen éxito. Es también digno de notarse
que durante este período muchos de los más grandes filósofos
del mundo, de los avatares y místicos, hallaron
inesperadamente la Iluminación Cósmica, que es el
entonamiento completo con la Consciencia Cósmica. Los más
grandes de ellos han comenzado su misión mundial y han
escrito sus mejores obras durante este período.
En el período siguiente, de los treinta y cinco a los
cuarenta y dos años de edad, el hombre entra en una etapa de
desarrollo que despierta el deseo de explorar, investigar y
revelar grandes conocimientos y verdades ocultas de la vida.
Cierta inquietud se apodera de su naturaleza, que lo hace estar
descontento con la monotonía del logro personal y egoísta, y
aviva en su ser la emoción humanitaria y fraternal que lo hace
desear compartir lo que tiene con el mundo, o si apenas tiene
algo más que tiempo y conocimientos que compartir, desea
explorar y descubrir y propagar a las masas, para beneficio de
ellas, las cosas que le han sido reveladas. Es durante este
período cuando los hombres comienzan a disponer y emplear
la gran fortuna que han acumulado o que han heredado,
erigiendo bibliotecas o contribuyendo en favor de las artes, las
ciencias, escuelas, colegios y universidades o expediciones de
exploración o empresas inventivas, etc. Es este
verdaderamente el período culminante de todos los años que
han precedido en la vida del ser humano, y en él comienza el
sistema de compensación de la vida del individuo corriente,
por medio de la cual siente la necesidad de devolver al
Cósmico y a la humanidad algunos de los beneficios de que
ha disfrutado.
En el período siguiente, de los cuarenta y dos a los
cuarenta y nueve años, el deseo de descansar, meditar y
reflexionar filosóficamente constituye un nuevo capítulo del
ser humano, que se desarrolla de manera especial y enérgica
en cada caso, hasta que el individuo se convierte en una nueva
persona con nuevas esperanzas, nuevos deseos, un nuevo
punto de vista en la vida y una nueva meta y un nuevo ideal
hacia el cual se encaminan sus actividades. La mente se
inclina más fuertemente hacia la religión y la filosofía que
hacia los negocios, y también hacia aquellas actividades
humanitarias que producen con suelo y paz, por prestar ayuda,
felicidad y salud a los desdeñados, desconsolados o
pesimistas. Este período funciona en la vida de una persona
común y corriente, de una manera tan segura en cierto grado,
que puede fácilmente juzgarse la edad aproximada de un
personaje descollante observando las tendencias de sus
costumbres y la orientación de sus pensamientos, aun cuando
esa persona esté entre circunstancias moderadas que no le
permitan hacer otra cosa que desear llevar a cabo lo que tiene
en su corazón y su mente.
En el siguiente período de siete años, de los cuarenta y
nueve a los cincuenta y seis, hallamos una tendencia hacia un
mayor retiro de lo que constituye la ambición personal o
egoísta, acompañada de una reducción gradual de la vitalidad
y de las proezas físicas, pero compensada por una naturaleza
altamente armonizada con lo psíquico y mental. Aquí el
péndulo de la existencia comienza a oscilar, apartándose de lo
que es la formación de un ser físico para inclinarse hacia la
formación de un ser espiritual, y por esta razón el cuerpo
físico comienza a perder sus fuerzas para combatir la
enfermedad, y para dominar el desgaste de los accidentes y de
los excesos que afectan la vitalidad. Las estadísticas vitales de
las compañías de seguros y de las oficinas gubernamentales
demuestran claramente los grandes cambios que se efectúan
en el cuerpo físico durante este período lo mismo que en el
precedente, a medida que el péndulo comienza una nueva
oscilación que lo lleva de lo físico a lo espiritual
En el período de los siete años siguientes, de los cincuenta
y seis a los sesenta y tres, continúan las condiciones del
período anterior, pero acompañadas esta vez por una madurez
de las facultades mentales junto con un debilitamiento de la
fuerza física, que convierte al individuo más y más en un ser
psíquico y espiritual, en armonía con todo el propósito de este
ciclo de progreso. Como el hombre ha nacido para ser un
alma viviente, y no simplemente un cuerpo físico animado por
un alma, así va evolucionando, período a período, desde el
nacimiento hasta los sesenta y tres años de edad, desde un ser
físico hacia un ser espiritual, aproximándose así cada vez más
al propósito inevitable de su existencia.
Los otros períodos de siete años van contribuyendo cada
uno al desarrollo espiritual y al desgaste gradual del cuerpo
físico. El fin del ciclo ocurre aproximadamente a los 144
años, para que el ciclo de la vida pueda armonizar con los
otros ciclos y otros períodos que trataremos más adelante.
Podemos ver en este sencillo ciclo de períodos de siete
años un ritmo de vida que es universal para todos y que está
de acuerdo con un plan matemático y geométrico que es
incomprensible, a menos que estudiemos todas las leyes
cósmicas y conozcamos, como lo hacen los Rosacruces en sus
enseñanzas superiores, el plan universal del ritmo cósmico.
Pudiera aquí hacerse esta pregunta: "¿Si éste es un ciclo
universal para todos los seres, se manifestarán en él los
mismos efectos en la vida de aquellos que pertenecen a las
secciones primitivas del mundo, lo mismo que sucede con los
que viven en las secciones más modernas y cultas?" En
contestación sólo podemos decir que la observación ha
demostrado que el ciclo manifiesta sus efectos en todo ser
humano de acuerdo con el progreso del individuo a través de
los ciclos mayores de la vida universal. Dicho de otra manera,
las manifestaciones en la vida de cada individuo están de
acuerdo con la etapa del desarrollo suyo. Ya sea que uno crea
en la doctrina de la reencarnación o no, no es posible negar
los efectos de la evolución hereditaria, o los efectos
revolucionarios de las generaciones progresivas. Cada
generación de seres humanos de tipo normal alcanza un grado
mayor de sensibilidad a la influencia de estos ciclos de la
vida. Para el primitivo o salvaje de algunas partes del mundo,
los períodos indicados arriba solo producirán aquellas
manifestaciones y cambios en su naturaleza que estén de
acuerdo con su etapa de evolución. Dicho en otras palabras,
que estén a la par de su grado de progreso a través de los
ciclos mayores de la vida universal. En un grado menor, hay
una variación considerable en estas manifestaciones entre
aquellos individuos que son de una nación y una raza, aun en
las partes mas, civilizadas del mundo. Por ejemplo, aquí en
América hay personas en quienes se manifiestan de manera
más definida y clara los efectos de estos períodos del ciclo,
que en otros; y hasta una investigación somera de la vida de
esas personas demostrará que uno está más evolucionado en
las líneas universales del desarrollo cultural que otro.
Podemos comparar estos períodos de siete años del ciclo
con las notas individuales de una octava en el piano. Cada
octava tiene sus notas, separadas por períodos definidos o
tasas de vibraciones, y los períodos de una octava son
idénticos a los períodos de otra octava. Podemos, pues, decir
que el hombre salvaje o primitivo esta viviendo a través de un
ciclo de vida que es comparable a una de las octavas menores
periódicas de ese ciclo, ellas no se manifiestan a través de él
con la misma entonación o con las mismas vibraciones
armónicas que en otra persona de un país más civilizado, que
puede estar pasando a través de una de las octavas superiores.
De acuerdo con la doctrina de la reencarnación Y de acuerdo
con la doctrina de la evolución del carácter y de la
personalidad, cada ser humano pasa por ciclos sucesivos, que
es como Ir pasando por las diversas octavas de un teclado,
desde la menor hasta la superior. No tenemos consciencia de
qué cosa es la octava inferior, y no podemos tener,
consciencia de cuál será la octava superior, o la última, SI es
que la hay, entre los ciclos de la vida. Porque la vida en sí es
continua e inmortal, y, por lo tanto, no puede tener comienzo
ni fin. Nuevamente quiero advertiros que toda tentativa de
concebir el principio o el fin de los ciclos de la vida, o aun de
los ciclos que tienen una duración de tiempo, es tratar de
reducir nuestra comprensión a una consciencia en el tiempo
que es algo completamente relativo y relacionado con lo finito
y no con lo infinito.
Es la etapa de mayor plenitud. Física e intelectual.
Después los siguientes periodos, cada 7 años se va perdiendo vitalidad física e intelectual. Y se va ganando experiencia y madurez.
Hasta que llegamos a la vejez.
El cuerpo se prepara para la muerte o transición al más allá.
Según la filosofía rosacruz el hombre puede vivir hasta los 144.
La ciencia actual se aproxima cada vez más a que el hombre puede dura a 120 o 130 años.
VIVIREMOS ETERNAMENTE
UNA NUEVA EMPRESA ESTADOUNIDENSE. FINANCIADA POR MULTIMILLONARIOS Y CON UN EQUIPO DE CIENTÍFICOS DE PRIMERA LÍNEA SE PROPONE DESENTRAÑAR LOS SECRETOS
DEL ENVEJECIMIENTO PARA AUMENTAR DE FORMA DRÁSTICA NUESTRA ESPERANZA DE VIDA Y, QUIZA EN UN FUTURO CERCANO, DAR CON LA CLAVE QUE NOS PERMITA ALCANZAR ALGUNA FORMA DE INMORTALIDAD.
Sonaría a película de ciencia-ficción
si no fuera porque la información
procede de una revista tan pres-
tigiosa como la MIT Technology
Review. En sus páginas, hace solo unas
semanas, se desvelaba una noticia tan in-
sólita como esperanzadora: una compañía
estadounidense de reciente creación, Al-
tos Lab-fundada por dos multimillonarios-
estaba reclutando en secreto a algunos de
los más destacados científicos de todo el
mundo en el campo del rejuvenecimiento
celular, a los que habría atraído con un
proyecto fascinante y sueldos más propios
de estrellas del fútbol. ¿Con qué finalidad?
Crear un equipo de investigación de élite
que, en los próximos años, logre un viejo
sueño de la humanidad: prolongar la dura-
ción de la vida humana e incluso, por qué
no, en un futuro alcanzar la inmortalidad.
El origen de esta singular historia se
remonta a octubre de 2020, cuando varios
científicos de renombre fueron invitados
a la mansión del magnate ruso-israelí Yuri
Milner, físico e inversionista de capital
riesgo, en Los Altos Hills, California. Una
vez allí, los investigadores realizaron una
exposición sobre sus hallazgos e investi-
gaciones ante el magnate. Aquella reunión
tuvo dos consecuencias directas: por un
lado, la financiación de tres proyectos de
investigación, con ayudas por valor de un
millón de dólares cada una; por
otro, la creación de la empresa
Altos Lab, en cuyo nacimiento
estaría también involucrado Jeff
Bezos, fundador de Amazon y, en
la actualidad, el hombre más rico
del planeta
«ENVEJECER ES
UNA ENFERMEDAD»
Según los datos que se han ido
filtrando, entre los científicos
«reclutados» estarían el biólogo
alemán Wolf Reik (hasta ahora
director del Instituto Babraham
de Cambridge), el japonés Shinya
Yamanaka (galardonado con un
Nobel de Medicina por diseñar
una técnica capaz de rejuvene-
cer células adultas y devolverlas
al estado de las células de un
embrión), Richard Klausner (ex-
director del Instituto Nacional del
Cáncer de EE UU y ahora al man-
do de Altos Lab) y dos españoles,
Manuel Serrano (actualmente en
el Instituto de Investigación Bio-
médica de Barcelona) v Juan Car-
los Izpisua (hasta ahora en el Ins-
tituto Salk de EEUU). Aunque la
mayoria de estos investigadores
ha rechazado hacer declaraciones
a la prensa al respecto, algunos,
como Serrano, confirmaron parte
de los rumores a MIT Technology
Review, antes de volver a guardar
un estricto silencio.
No es extraño que los dos
multimillonarios ahora empeña-
dos en desentranar los secretos
del envejecimiento humano hayan
escogido a los científicos nom-
brados más arriba. Todos ellos
han participado en fascinantes y
prometedores experimentos en
este campo. Es el caso de los
dos expertos españoles. En 2013.
Manuel Serrano y su equipo
aplicaron en ratones la técnica
desarrollada por Yamanaka,
logrando una reprogramación
celular generalizada, aunque con
un efecto secundario indeseado:
la aparición de teratomas (un tipo
de tumor). Apenas tres años más
tarde, Izpisua, el otro español
que habría fichado por la recién
creada Altos Lab, también aplicó
dicha técnica -aunque de forma
incompleta- en ratones aqueja-
dos de progeria, y logró aumen-
tar la esperanza de vida de los
animales un 30%.
Estos y otros avances de los úl-
timos años han llevado a algunos
científicos a «considerar el enveje-
cimiento como una enfermedad.
algo que se puede manipular», tal
y como explicó el propio Serra-
no en declaraciones al diario El
Pais hace unos años. En aquella
entrevista, el científico español se
mostraba optimista; «En ratones
se ha revertido (el envejecimien-
to), se ha conseguido que vivan
más, incluso hacer que un ratón
viejo vuelva a ser joven. Esto hace
10 años era ciencia-ficción (...) Si
se puede hacer en un ratón, se
podrá hacer en humanos. Será
más difícil, pero creo que habrá
terapias antienvejecimiento en un
futuro relativamente próximo, en
10, 20 o 30 años. Dudo que eso
nos haga inmortales, pero vamos
en esa dirección».
PODEROSOS INVERSORES
Los resultados de Izpisua, Serrano
y otros cientiticos punteros en
el campo del rejuvenecimiento
celular (la mayoría «fichados» por
Altos Lab) son esperanzadores.
E imaginarlos trabajando juntos,
en una empresa financiada por
Bezos y Milner, con todos los
medios necesarios, no hace
sino crear grandes expectativas.
No olvidemos que Bezos, con
una fortuna que asciende a mas
de 200.000 millones de dóla-
res, suele conseguir lo que se
propone. Solo hay que echar un
vistazo a Blue Origin, su empresa
de transporte aeroespacial, que
este verano consiguió realizar su
primer vuelo suborbital tripulado
a bordo del New Sephard. en el
que él mismo viajó. Sin embargo,
los científicos de Altos Lab no son
los únicos que trabajan para con-
seguir una meta idéntica. Desde
hace unos anos, otros investiga-
dores vienen indagando con fines
similares, aunque no siempre con
el respaldo o el reconocimiento
de la comunidad científica...
En las últimas décadas, V
gracias a los avances en medicina,
la esperanza media de vida a nivel
global ronda los 70 años, aunque
lógicamente estos indices no son
los mismos en cada pais, existien-
do una notable diferencia entre
países desarrollados (donde la
esperanza de vida puede llegar a
los 84 años, en el caso de España)
y naciones del tercer mundo (don.
de cae en picado hasta los 43 de
Sierra Leona, por ejemplo), según
datos de la OMS de 2020. En
cualquier caso, es evidente que
los avances médicos, como la pro-
liferación de vacunas para distintas
enfermedades, el uso de antibió-
ticos o el desarrollo de nuevos
fármacos y técnicas quirúrgicas
como los trasplantes ha elevado
el umbral de la supervivencia de
forma general hasta cotas difíciles
de imaginar hace apenas un siglo
VA PODEMOS
VIVIR 120 ANOS
Del mismo modo, este aumento
en la media de esperanza de vida
está también relacionado con el
descenso en el índice de morta-
lidad infantil y, de forma especial,
en los países desarrollados. Hov,
los científicos -sobre todo los
investigadores especializados
en el envejecimiento-parecen
coincidir en señalar que la «má-
quina humana», es decir, nuestro
cuerpo, está diseñado para so-
brevivir hasta una barrera situada
en torno a los 120 o 130 años.
Llegados a este punto, la pregun-
ta más trascendente es: ¿podria
la ciencia, en los próximos años,
burlar esta barrera biológica y pro-
longarla hasta cotas nunca vistas?
Buena parte de los gerontólo-
gos, biólogos y especialistas en
envejecimiento trabajan desde
hace décadas en esta dirección y,
aunque siempre se han mostrado
optimistas, hasta hace solo unos
años parecía complicado conse-
guir un aumento significativo de
la esperanza de vida del ser hu-
mano, al menos a corto plazo. Sin
embargo, y como ya hemos avan-
zado antes, en los últimos años
varios científicos han realizado
notables avances en el campo de
la senescencia (envejecimiento
humano), anunciando la posibili
dad de que en un plazo no muy
lejano (una horquilla de tiempo de
entre cinco y veinte años) podría-
mos ser capaces de conseguir un
importante aumento de nuestra
longevidad. Y lo que es igual de
importante: esta mayor esperan-
za de vida se disfrutaría además
con un buen estado físico -sin
enfermedades normalmente
asociadas a la edad avanzada-y
una gran calidad de vida.
PARANDO EL
PASO DEL TIEMPO
El primero en acaparar la aten
ción de los medios de comuni-
cación con sus asombrosas -y
polémicas- declaraciones fue el
británico Aubrey de Grey. Con su
aspecto excéntrico -barba larga
cobriza y apariencia de hippie
sesentero-, a primera vista pa-
rece un «científico loco» sacado
de algún relato de ficción. Sin
embargo, este gerontólogo de la
Universidad de Cambridge (Reino
Unido) asegura ir muy en serio
con sus estudios y afirmaciones.
En 1999. De Grey escribió su
libro The mitocondrial free radical
theory of aging (La teoría del
envejecimiento de los radicales
libres mitocondriales), aunque sus
ideas alcanzaron popularidad en
el año 2004, cuando periódicos,
revistas y televisiones de todo
el mundo se hicieron eco de sus
ideas. Según De Grey, si la cien-
Cia logra evitar el daño del ADN
mitocondrial podría prolongarse
nuestro periodo de supervivencia
de forma significativa. Y cuando
De Grey habla de prolongar la
vida no se refiere a unos cuantos
años, sino a eliminar el enveje-
cimiento -y sus enfermedades
asociadas- como causa de la
muerte y obtener un estado de
madurez permanente, volviéndo-
nos practicamente inmortales.
Los esfuerzos de De Grev se
han materializado en lo que él
mismo ha bautizado como SENS
(siglas en inglés de Estrategias
para la Ingeniería de un Envejeci-
miento Inapreciable), una estra-
tegia que busca lograr el rejuve-
necimiento de tejidos y órganos,
proporcionándonos prácticamen-
te una esperanza de vida indefini-
da, solo amenazada por acciden-
tes o muertes violentas. En este
sentido, el gerontólogo británico
ha señalado siete tipos de daños
a tejidos provocados por la edad
y que suponen la «única» barrera
a superar para lograr la ansiada
meta de la humanidad: una vida
eterna prácticamente literal. Para
lograr su objetivo, De Grey ha
puesto en marcha la Fundación
Matusalén (que él mismo presi-
de) y la publicación Rejuvenation
Research (Investigación sobre el
Rejuvenecimiento), ambas desti-
nadas a la investigación y obten-
ción de fondos dirigidas a eliminar
los siete tipos de daños a tejidos.
Y si creemos en sus palabras,
algunos de estos daños estarían
cerca de ser solventados.
Pero pese a lo esperanzador de
sus anuncios, De Grey no cuenta
con el respaldo de la mavoría de
la comunidad científica -más bien
al contrario-, y sus colegas se
muestran más prudentes y me-
nos optimistas. Uno de los criti-
cos más destacados del científico
británico es el cirujano estadouni-
dense Sherwin Nuland, profesor
en la Facultad de Medicina de
la prestigiosa Universidad de
Yale y autor del libro How we die
(Cómo morimos). En sus propias
palabras, «De Grey no es malo,
ni está loco, pero su labor no va
a tener éxito y, aunque lo tuviera,
nos destruiría en el intento por
preservarnos, porque vivir tales
periodos de tiempo socavaría el
significado del ser humano».
SKQ1: EL ELIXIR
DE LA VIDA ETERNA
Nuland no es el único en manifes-
tar sus dudas sobre las hipóte-
sis de De Grey. Tras el revuelo
causado por sus declaraciones en
la prensa internacional, la revista
EMBO Reports, especializada en
biología molecular y vinculada a la
publicación Nature, daba a cono-
cer el dictamen de un grupo de
veintiocho destacados científicos
en el campo de la senescencia.
Su veredicto era más que claro:
«Ninguna de las terapias de De
Grey ha mostrado nunca haber
conseguido extender la esperan-
za de vida de ningún organismo».
Una opinión similar mantiene Ma-
nuel Serrano, el científico español
del que hablábamos al comienzo
del articulo. Al ser preguntado al
respecto, el investigador madrile.
ño explicó al diario El País: «Sus
ideas no son realistas a día de
hoy. A lo mejor dentro de 200 o
300 años lo son. Pero yo veo im
posible predecir lo que va a pasar
más allá de 20 o 30 años».
Pese a las duras críticas, Au-
brey De Grey no ceja en su em-
peño y continúa buscando la fi-
nanciación necesaria para superar
los siete tipos de daños de tejidos
que, en su opinión, nos separan
de la anhelada inmortalidad. Si
las declaraciones del experto
británico generaron una intensa
controversia, otro tanto sucedió
algún tiempo después con las
afirmaciones de otro científico,
en este caso de origen ruso. En
septiembre de 2010, el profesor
Vladimir Skulachev, investigador
en bioingeniería de la Universi-
dad Estatal de Moscú, realizaba
un anuncio sorprendente: Sus
investigaciones en el campo del
envejecimiento, en el que llevaba
trabajando cuatro décadas, habían
dado resultado, y en solo unos
años todos podríamos, según él,
tener a nuestro alcance el ansiado
«elixir de la vida eterna», una
molécula antioxidante capaz de
detener el envejecimiento celular
de nuestro organismo. Gracias a
este descubrimiento, aseguraba
Skulachev, «el hombre podría vivir
diez veces más que ahora, llegan-
do a los 800 años de edad». El
currículum del científico ruso (que
actualmente tiene 86 años) es
intachable, con decenas de articu-
los en publicaciones académicas,
pero sus increíbles expectativas
parecen surgidas de la mente de
un iluminado. ¿Realmente hay
razones para tanta esperanza?
Aunque originalmente no lo
aclaró en sus declaraciones a la
prensa, la molécula antioxidante
a la que se refería Skulachev es
una sustancia llamada SKQ1, en
la que el biólogo ruso ha trabajado
durante años. Al parecer, la SKQ1
podría entrar en la mitocondria y
frenar a los oxidantes que provo-
can la degeneración celular. En
2017, un equipo conjunto de cien-
tíficos rusos y suecos -en el que
participaba Skulachev-publicó
en la revista especializada Aging
los resultados de su investigación
con la SKQ1. Según estos datos,
la molécula desarrollada por el
científico ruso era capaz de ralen-
tizar el envejecimiento en ratones
de forma significativa.
Mientras científicos como los
de Altos Lab, De Grey o Skula-
chev exploran distintas vías de
investigación, otros pensadores
llevan décadas apostando por
otros caminos -siempre de
mano de la ciencia- para intentar
vencer a la muerte, o al menos a
retrasarla todo lo posible. En una
fecha tan temprana como 1957,
el biólogo británico Julian Huxley,
hermano del célebre autor de
la distópica novela Un mundo
feliz, acuñaba un nuevo y curioso
término, el transhumanismo, para
definir una forma de pensamiento
que abogaba por el alumbramien-
to de un nuevo ser humano: «El
hombre sigue siendo hombre,
pero trascendiéndose a si mismo,
al cobrar conciencia de las nuevas
posibilidades de y para naturale-
za humana». Algunas décadas
antes. otro científico, el genetista
J. B. Haldane, vaticinaba en una
de sus obras que el desarrollo
de los estudios genéticos y su
aplicación en la medicina tendrían
grandes beneficios para el futuro
de la raza humana.
A pesar de estas tempranas
manifestaciones, no sería hasta
la década de los años 80 del
siglo pasado cuando un grupo
de pensadores, reunidos en
torno al seno de la Universidad
de California en Los Angeles,
popularizara las ideas transhuma-
nistas, proponiendo el uso de las
últimas tecnologías con el fin de
«traspasar las actuales capacida-
des mentales y físicas» del Homo
sapiens, reduciendo o acabando
con la enfermedad, el envejeci-
miento y, en última instancia, la
muerte. Así pues, la meta de los
llamados transhumanistas sería
conseguir que el ser humano
rompa sus barreras biológicas,
convirtiéndose en lo que han
denominado posthumanos,
siempre de la mano de la ciencia
y la tecnología. La clave del éxito
de estos objetivos, en opinión de
los transhumanistas, está por lo
tanto en el desarrollo tecnológico.
Para algunos miembros de este
«movimiento», como el teórico
Raymond Kurzweil, la actual
revolución tecnológica, en su
opinión imparable, hará factible
que en las próximas cuatro o
cinco décadas alcancemos una
«singularidad tecnológica» que
nos transportara directamente a
ese otro escalón evolutivo. Para
ello se emplearían los avances en
modificación corporal -implantes
y prótesis cibernéticas biológi-
cas-, terapias genéticas, nanotec-
nología, informática, etc.
TECNOLOGÍA DE
LA INMORTALIDAD
Escuchando tales postulados es
inevitable que acudan a nuestra
mente algunos célebres relatos
de ciencia-ficción. en los aue el
ser humano sufre una suerte de
simbiosis robótica que transfor-
ma a la humanidad en cyborgs.
Sin llegar a tales extremos, lo
cierto es que en los últimos años
hemos experimentado notables
avances en el terreno de los
implantes y prótesis en humanos,
que convierten lo que parecía
mera fantasía en pura realidad. En
2011, la publicación científica New
Scientist detallaba en sus pâginas
la sorprendente historia de Jesse
Sullivan, un estadounidense
sin brazos a quien ingenieros
biomecánicos de la Northwestern
University implantaron entonces
sendas prótesis robóticas como
sustitución de sus extremidades
superiores. Lo realmente extraor-
dinario de la historia de Sullivan
-hace años que los cientíticos y
médicos vienen experimentado
con ingenios similares- es que las
prótesis colocadas al estadouni-
dense estaban conectadas a las
terminaciones nerviosas de su
cuerpo, por lo que es capaz de
controlarlas directamente con su
mente. Sus brazos, pese a ser ar-
tificiales, responden instantánea-
mente a sus órdenes cerebrales,
sustituyendo de forma ejemplar a
los originales.
Si este tipo de avances hacen
volar nuestra imaginación, algunos
de los postulados más «radicales»
o arriesgados de ciertos trans-
humanistas llevan el sueño de
alcanzar la inmortalidad a cotas in-
creibles. Entre los defensores del
transhumanismo, algunos creen
factible que el futuro desarrollo
tecnológico -quizá no demasiado
lejano, ateniéndonos al imparable
avance en cuestiones informá-
ticas- permitirá «trasvasar» la
conciencia humana a un soporte
no biológico; es decir, «inyectar»
nuestra mente en un dispositivo
informático. De conseguirse algo
semejante, la supervivencia inde-
finida sería una realidad, abriendo
las puertas a la vida eterna
Si esta propuesta parece
radical, la planteada por el físico
matemático Frank J. Tipler,
profesor de la Universidad de
Nueva Orleáns y autor del libro La
física de la inmortalidad. va aún
un paso más allá. En opinión de
Tipler, dentro de miles de años, el
desarrollo tecnológico dará lugar
a una inteligencia artificial tan
poderosa que tendrá un control
absoluto de nuestro universo.
Esta inteligencia, vinculada a la
idea del Punto Omega planteada
por el jesuita francés Teilhard de
Chardin, sería capaz a su vez de
dar lugar a una realidad virtual en
la que se «replicarían» todas las
formas de vida inteligente existi-
das hasta entonces: una auténti
NDO FUTURO
ca resurrección de los muertos, al
modo de la descrita en la doctrina
cristiana. En otras palabras, Tipler
cree que en el futuro lejano, el
desarrollo tecnológico dará lugar
a una especie de divinidad, capaz
no solo de evitar el fin del univer-
so, sino de devolver la vida a toda
inteligencia que haya existido
gracias a una simulación informá-
tica en un mundo virtual.
PROBLEMAS MORALES
Lógicamente, las ideas extremas
del investigador estadouniden-
se fueron recibidas con duras
críticas por parte de la comunidad
científica. Expertos como el ma-
temático George Ellis-quien rea-
lizó una crítica del libro de Tipler
para la revista Nature-calificaron
las propuestas de este físico ma-
temático como «obra maestra de
la pseudociencia (...) producto de
una imaginación fértil al margen
de las restricciones propias de la
disciplina filosófica y científica».
Para otros, por el contrario, la
idea resultó sugerente e incluso
plausible, como ocurre con el
físico David Deutsch, profesor de
la Universidad de Oxford.
Aunque pequen de excesiva-
mente optimistas, las hipótesis
y propuestas de investigadores
como De Grey, Skulachev o Tipler
no hacen sino reflejar nuestros
mayores miedos y esperanzas. Si
bien la idea de alcanzar la inmor-
talidad parece más que lejana, los
avances médicos y tecnologicos
de los últimos años, e iniciativas
prometedoras como la de Altos
Lab, parecen indicar que no pa-
sará mucho tiempo antes de que
el ser humano vea incrementada
de forma notable su longevidad
y calidad de vida. Estos avances
traerán, sin embargo, algunos pro-
blemas éticos de carácter ético v
moral. ¿Hasta qué punto seria ad-
misible la utilización de elementos
tecnológicos en el ser humano?
¿Podría asumir el planeta una
población cada vez más longeva y
numerosa? ¿Quedarán reducidos
estos avances a los ricos y pode-
rosos o por el contrario ayudarán
a eliminar las diferencias sociales
y económicas? ¿Debe el ser
humano aspirar a la inmortalidad o
aceptar su condición efímera?
Si vive una vida armónica y respetando las leyes naturales.
Las leyes naturales son las leyes de Dios.
Pero vivimos eternamente, con las sucesiva reencarnaciones hasta llega a la perfección.
La reencarnaciones o las transmigración de las almas.
La vida de una persona es como una partida de ajedrez.
Ajedrez
El ajedrez tiene su origen en la India, en el valle del Indo. Nació hace más de 1.500 años. En el mundo árabe tuvo un gran desarrollo. El ajedrez llegó a Europa hace unos 1.200 años, cuando los musulmanes conquistaron la península Ibérica. Durante la edad media, las penínsulas Ibérica e Itálica eran las zonas donde más se practicaba. Se jugaba según las normas árabes, que fueron descritas, entre otros, por un rey castellano: Alfonso X el Sabio.
Durante los siglos XVI y XVII, el ajedrez experimentó importantes cambios en algunas de sus reglas. En aquella época, cuando ya era el juego predilecto de la nobleza y la aristocracia, su práctica se extendió a mucha más gente. Los primeros torneos de ajedrez surgieron a finales del siglo XVI.
El ajedrez es un juego de ingenio en el que participan dos jugadores. No interviene en absoluto la suerte. Cada jugador dispone de dieciséis piezas; uno juega con las blancas, y el otro, con las negras. El grupo de piezas de cada ajedrecista incluye un rey, una reina o dama, dos alfiles, dos caballos, dos torres o roques y ocho peones. Se juega sobre un tablero dividido en 64 casillas (o escaques) de colores alternados (normalmente blanco y negro). El objetivo del juego es ‘dar jaque mate’ al rey del adversario; es decir, capturarlo o comerlo (se puede decir de ambas maneras).
Tiene una apertura.
Un desarrollo
y un final.
En una vida no se llega a la perfección.
Hay que jugar muchas partidas para ser un maestro de la vida.
El dominio de a vida se consigue en sucesivas reencarnaciones.
Por eso existe la reencarnación.
Transmigración, tránsito del alma a un nuevo cuerpo o nueva forma de ser. Transmigración y reencarnación, o renacimiento de un alma en un nuevo cuerpo (en particular en un nuevo cuerpo humano), son hasta cierto punto sinónimos. Metamorfosis y resurrección no son sinónimos de transmigración. Metamorfosis es la transformación de un ser vivo en otra forma o substancia de vida (como una persona en un árbol); resurrección, sobre todo en la doctrina cristiana, es la vuelta del cuerpo a la vida después de la muerte.
Los antiguos egipcios creían en la transmigración de las almas; a su muerte eran embalsamados para proteger el cuerpo a fin de que pudiera acompañar al mundo siguiente al ka, una fuerza alentadora que era la réplica del cuerpo. Entre los antiguos griegos la transmigración era una doctrina asociada de forma estrecha a los discípulos del filósofo y matemático Pitágoras. Según las doctrinas pitagóricas el alma sobrevive a la muerte física, siendo inmortal y quedando confinada en el cuerpo. Tras una serie de renacimientos en otros cuerpos, y siguiendo a cada renacimiento un periodo de purificación en el averno, el alma queda libre para siempre del ciclo de las reencarnaciones.
Platón afirmaba que el alma es eterna, preexistente, y por completo espiritual. Una vez que ha entrado en el cuerpo tiende a hacerse impura por su asociación con las pasiones humanas; sin embargo conserva un mínimo conocimiento de las existencias anteriores. La liberación del cuerpo se produce en exclusiva cuando el alma ha pasado por una serie de transmigraciones. Si el alma ha tenido buen carácter en sus diversas existencias puede regresar a un estado de ser puro. Pero si su carácter ha continuado deteriorándose en sus transmigraciones acaba en Tártaro, el lugar de eterna condenación.
La idea de transmigración nunca fue adoptada por el judaísmo ni por el cristianismo ortodoxo. Entre los judíos sólo la adoptaron los cabalistas místicos como parte de su sistema filosófico. Los gnósticos y los maniqueos también creyeron en la transmigración, pero los cristianos primitivos que adoptaron la filosofía gnóstica y el maniqueísmo fueron declarados herejes por la Iglesia.
En la filosofía y el pensamiento religioso oriental, la creencia en la transmigración parece no haber formado parte de las antiguas creencias religiosas de los conquistadores arios de la India; aparece por primera vez en forma doctrinal en la recopilación religiosa y filosófica india de los Upanisad, aunque desde entonces samsara (el término sánscrito para transmigración) ha sido uno de los principales dogmas de las tres principales religiones orientales: hinduismo, budismo, y jainismo. Según el hinduismo popular moderno, el estado en el que renace el alma está predeterminado por las buenas o malas acciones (karma) cometidas en anteriores encarnaciones; las almas de los que hacen el mal, por ejemplo, renacen en estados inferiores (como animales, insectos, y espíritu de los árboles). Por último, la liberación de samsara y karma se consigue después de la expiación de las malas obras y el reconocimiento de que el alma individual (atmán) y el alma universal (Brahman) son idénticas. El budismo rechaza de forma taxativa la existencia del atmán. Sin embargo, su conceptualización de la cadena causa-efecto de los renacimientos es en la práctica indistinguible de la doctrina hindú de la transmigración.
Desde tiempos antiguos, las sociedades menos estructuradas que las que abrazaron las principales religiones orientales u occidentales han creído también en diversas formas de transmigración. Suponían que el cuerpo está habitado por una sola alma o esencia vital, que se creía que se separaba del cuerpo con la muerte (y también en el sueño), saliendo por la boca o por la nariz. Separada del cuerpo tras la muerte física, el alma busca un nuevo cuerpo donde vivir, y si fuera necesario entrará en el cuerpo de un animal o de alguna otra forma de vida inferior. Entre estas culturas se creía que la reencarnación se lograba por la transmigración del alma de una persona muerta al cuerpo de un niño de la misma familia, y la posterior animación del niño. Los parecidos familiares se establecerían gracias a este proceso.
Los momentos mas delicados de una persona es la niñez y la vejez, cuando es más vulnerable.
La vida es una alquimia espiritual natural, donde la persona se va transformado, unos van más lentos otros más rápidos, de lo impuro a lo puro.
En la escuela rosacruz se prepara a la persona para que este recorrido sea más rápido.
En esos 12 grados, donde se va despertado o revelando el sentido de la vida y a donde vamos a llegar a la perfección.
La iniciación:
Cuento de iniciación, relato que tiene como finalidad la superación de un conflicto. Es semejante al Bildungsroman, puesto que ambos pretenden ser una novela pedagógica, pero lo específico del cuento de iniciación es que este término se refiere más a la literatura infantil y que apoya su finalidad pedagógica en lo fantástico; lo son la mayoría de los cuentos de hadas y tradicionales, en los que un personaje tiene que pasar una prueba para conseguir un objetivo. Lo hará solo, a no ser que el protagonista sea un grupo —los Argonautas en busca del vellocino de oro—, pasará por múltiples pruebas en las cuales encontrará algún amuleto o ser maravilloso que le ayudará en su objetivo —como metáfora de las cosas y las personas positivas que se cruzan en la vida de la gente— y también trampas y seres malvados que tratarán de que no lo logre. Pero al final conseguirá su propósito.
El nombre procede de las pruebas de iniciación de todas las culturas ancestrales y actuales por las que los niños o adolescentes tienen que pasar para conseguir el reconocimiento de persona adulta. En culturas primitivas puede ser la caza de un animal salvaje; en épocas recientes la longitud del pantalón de los chicos mostraba socialmente cuándo se les consideraba hombres, o los zapatos de tacón para las chicas. Tolkien y C.S. Lewis han escrito hermosos cuentos de iniciación, y el crítico literario ruso Propp, en su libro Morfología del cuento popular ruso, explicó perfectamente sus características.
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