Leyendas de Lemuria y la Atlántida




Según lo define el diccionario, una leyenda es un relato en el que la historia es desfigurada por la tradición; muchas leyendas tienen un fondo de verdad, pero otras no son más que una invención fabulosa.

Las leyendas nos inspiran siempre un deseo de investigar y, por qué no, nos despiertan un ansia de ser privilegiados con echar una fugaz mirada al pasado.

Todos nos sentimos fascinados por el relato de Wishar S. Cervé, "Lemuria, el Continente Perdido del Pacifico". Hace aproximadamente cuatro lustros leímos el libro; el autor puso tanto de sí en su obra, que pareciese que el tiempo se ha detenido pues aún hoy en día se escuchan relatos y se leen descripciones sobre la dramática salvación de un centenar de Lemurianos que lograron establecerse en las alturas del Monte Shasta, en la parte noreste del Estado de California.
 

En distintas partes del mundo existen leyendas muy parecidas a las del Monte Shasta. Los egipcios y otras culturas nos hablan del hundimiento de la Atlántida y hacen referencia a la Isla Pico, en las Azores, como el lugar donde se salvaron los sobrevivientes de ese continente.

Se dice que a Platón le contaron que un antiguo sacerdote egipcio relató a Solón, estadista ateniense, la existencia de un gran continente situado en el Atlántico y que era conocido con el nombre de Atlántida. Agregaban que este continente estaba poblado por gente que poseía un enorme poder, poder que les había llegado del Atlántico por ser un océano navegable, y que había también una isla situada frente a los estrechos llamados Columnas de Hércules, conocida ahora como Gibraltar. La isla era más grande que Libia y Asia juntas, por ella se podía llegar a otras islas y de allí pasar al continente opuesto.



Se cuenta que en esa isla o continente llamado Atlántida, existió un imperio maravilloso que no sólo reinaba en esta isla, sino en otras partes del mundo. Los hombres de la Atlántida habían tomado posesión de algunas partes de Libia, dentro de las Columnas de Hércules, hasta llegar a Egipto.

Pero después de esto ocurrieron temblores de gran intensidad y grandes inundaciones, con el resultado de que en un solo día y una noche de calamidades todos los pobladores quedaron enterrados en la tierra, y la isla misma se sumergió en las profundidades del mar. Dicen que esa es la razón por la cual algunas partes de ese mar son impenetrables, pues el hundimiento de la isla formó allí un banco de lodo que obstruye el paso.



La narración termina no sin antes relatar que la gente de la Atlántida era particularmente feliz antes de su caída; sugiere también que las calamidades que le sobrevinieron fueron consecuencia de su mal proceder, que fue una retribución Cósmica. Otros aseguran que los atlantes habían adquirido tanto desarrollo, que no pudieron controlar las fuerzas atómicas que descubrieron y que finalmente los destruyó.

En la leyenda de Lemuria, ésta sufre un destino similar al de la Atlántida, con la diferencia de que, según se cuenta, Lemuria se encontraba ubicada entre Japón y California, y estuvo unida a ambos hace millones de años. Como prueba de ello, dicen los relatos, existe un tipo de ciprés que sólo crece en la costa de California y en el Japón.

 

Lo mejor que puede brindarnos una leyenda que nos ha fascinado, es que las circunstancias nos permitan ir después al sitio donde se desarrollaron los hechos; entonces se tiene la oportunidad de sentir el misterio del lugar, fomentado por los relatos de quienes lo han visitado antes y de los que viven en sus cercanías.

Hace unas cuantas semanas nuestros Fratres y Sórores de la Logia Cosmos de Tijuana, la Logia Alpha-Omega de Mexicali, el Capítulo San Diego, la Logia Bell y el Capítulo Los Angeles, organizaron una excursión al Monte Shasta e invitaron a un grupo de San José para pasar con ellos dos días en aquella área legendaria.

Los motivos que impulsan a visitar esta impresionante montaña, varían de persona a persona. La mayoría van atraídos por la leyenda de que, al hundirse Lemuria, ciertos privilegiados lograron salvarse escalando la montaña, al igual que los famosos atlantes se salvaron en las Islas Azores ascendiendo la famosa montaña-templo conocida como "PICO".
 

Se dice que esas personas poseían facultades místicas sobresalientes, y que aún hoy en día, residen en la montaña sobrevivientes de ese desastre que, según los geólogos, ocurrió hace millones de años.

El Monte Shasta tiene una altura de 4,316 metros (aunque no figura en la lista de los 25 montes más altos del mundo), y una base de unos 3,048 metros. Es maravilloso contemplar un atardecer en Shasta; los rayos de luz caen sobre la nieve de sus 5 glaciares o sobre la parte más alta de la montaña, que cambia de un color dorado a un color rosa y luego a violeta, formando un bellísimo cuadro que ningún artista podría plasmar con justicia en su lienzo. Los indios de las tribus de la región llamaban al creador de esta belleza Gran Espíritu.
 

Algunos geólogos consideran que el Monte Shasta es un volcán extinguido; según otros, sólo se encuentra dormido, pues en las cercanías de su base existen salidas de vapor de agua y sulfuro ardiente, lo cual indica que todavía existe magma en su cono.

Según los relatos históricos, en 1855 el explorador Nelson Harvey observó que de la cumbre del Monte Shasta se elevaban tres fumaradas. El jefe de una tribu del área cuenta que su padre le relató que un hombre blanco había visto humo saliendo de la cima de la montaña.
 

Los estudiantes de ocultismo son visitantes asiduos del Shasta, llamándole la montaña misteriosa de California. Hay quienes aseguran haber visto en la región del Shasta a seres que afirman ser lemurianos, y atestiguan que son seres distintos a nosotros, pues tienen una cabeza larga y frente alta, ya que la distancia entre las cejas y el pelo es de 15 a 18 centímetros aproximadamente; en cuanto a la estatura, se dice que miden unos 2.10 metros y que entre el entrecejo tienen una protuberancia del tamaño de una nuez (esto les da un sexto sentido, una especie de Tercer Ojo).

El Monte Shasta es un lugar de muchísimos encantos, tiene un agua muy especial, siempre fresca y pura. Muchos teósofos visitan el monte por sus aspectos ocultos. Los amantes de la aventura se sienten atraídos por su elevación y practican allí el alpinismo. Para otros muchos tiene un importante aspecto religioso.
 

Algo muy especial ocurre allí: digamos que se siente una fuerza psíquica y un magnetismo fantástico. Nuestro grupo estaba formado por aproximadamente cien personas: dos ómnibus grandes y tres camionetas con una docena más de pasajeros formaban la caravana.

Esa noche llevamos a cabo una breve meditación, y un gran recogimiento espiritual nos inundó a todos. Escuchamos música Gregoriana, la cual sirvió de fondo apropiado para nuestro pequeño ritual. Después de la meditación, se vieron tres hermosas estrellas fugaces cruzar casi horizontalmente el firmamento, nos parecieron tan cercanas, que daba la impresión de que caerían a un lado de nosotros. Al día siguiente muchos contaron haber vivido bellas experiencias en esos momentos de místico recogimiento.

Las experiencias vividas en ese inolvidable paseo quedarán impresas indeleblemente en nuestra memoria.

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