Magec era la deidad del Sol y la luz para los antiguos pobladores de las Islas Canarias. Se trata de una de las divinidades principales. El término mago, con el que los terratenientes castellanos denominaban despectivamente a los agricultores isleños de origen guanche tras la conquista.
VIVIREMOS ETERNAMENTE
VIVIREMOS ETERNAMENTE
UNA NUEVA EMPRESA ESTADOUNIDENSE. FINANCIADA POR MULTIMILLONARIOS Y CON UN EQUIPO DE CIENTÍFICOS DE PRIMERA LÍNEA SE PROPONE DESENTRAÑAR LOS SECRETOS
DEL ENVEJECIMIENTO PARA AUMENTAR DE FORMA DRÁSTICA NUESTRA ESPERANZA DE VIDA Y, QUIZA EN UN FUTURO CERCANO, DAR CON LA CLAVE QUE NOS PERMITA ALCANZAR ALGUNA FORMA DE INMORTALIDAD.
Sonaría a película de ciencia-ficción
si no fuera porque la información
procede de una revista tan pres-
tigiosa como la MIT Technology
Review. En sus páginas, hace solo unas
semanas, se desvelaba una noticia tan in-
sólita como esperanzadora: una compañía
estadounidense de reciente creación, Al-
tos Lab-fundada por dos multimillonarios-
estaba reclutando en secreto a algunos de
los más destacados científicos de todo el
mundo en el campo del rejuvenecimiento
celular, a los que habría atraído con un
proyecto fascinante y sueldos más propios
de estrellas del fútbol. ¿Con qué finalidad?
Crear un equipo de investigación de élite
que, en los próximos años, logre un viejo
sueño de la humanidad: prolongar la dura-
ción de la vida humana e incluso, por qué
no, en un futuro alcanzar la inmortalidad.
El origen de esta singular historia se
remonta a octubre de 2020, cuando varios
científicos de renombre fueron invitados
a la mansión del magnate ruso-israelí Yuri
Milner, físico e inversionista de capital
riesgo, en Los Altos Hills, California. Una
vez allí, los investigadores realizaron una
exposición sobre sus hallazgos e investi-
gaciones ante el magnate. Aquella reunión
tuvo dos consecuencias directas: por un
lado, la financiación de tres proyectos de
investigación, con ayudas por valor de un
millón de dólares cada una; por
otro, la creación de la empresa
Altos Lab, en cuyo nacimiento
estaría también involucrado Jeff
Bezos, fundador de Amazon y, en
la actualidad, el hombre más rico
del planeta
«ENVEJECER ES
UNA ENFERMEDAD»
Según los datos que se han ido
filtrando, entre los científicos
«reclutados» estarían el biólogo
alemán Wolf Reik (hasta ahora
director del Instituto Babraham
de Cambridge), el japonés Shinya
Yamanaka (galardonado con un
Nobel de Medicina por diseñar
una técnica capaz de rejuvene-
cer células adultas y devolverlas
al estado de las células de un
embrión), Richard Klausner (ex-
director del Instituto Nacional del
Cáncer de EE UU y ahora al man-
do de Altos Lab) y dos españoles,
Manuel Serrano (actualmente en
el Instituto de Investigación Bio-
médica de Barcelona) v Juan Car-
los Izpisua (hasta ahora en el Ins-
tituto Salk de EEUU). Aunque la
mayoria de estos investigadores
ha rechazado hacer declaraciones
a la prensa al respecto, algunos,
como Serrano, confirmaron parte
de los rumores a MIT Technology
Review, antes de volver a guardar
un estricto silencio.
No es extraño que los dos
multimillonarios ahora empeña-
dos en desentranar los secretos
del envejecimiento humano hayan
escogido a los científicos nom-
brados más arriba. Todos ellos
han participado en fascinantes y
prometedores experimentos en
este campo. Es el caso de los
dos expertos españoles. En 2013.
Manuel Serrano y su equipo
aplicaron en ratones la técnica
desarrollada por Yamanaka,
logrando una reprogramación
celular generalizada, aunque con
un efecto secundario indeseado:
la aparición de teratomas (un tipo
de tumor). Apenas tres años más
tarde, Izpisua, el otro español
que habría fichado por la recién
creada Altos Lab, también aplicó
dicha técnica -aunque de forma
incompleta- en ratones aqueja-
dos de progeria, y logró aumen-
tar la esperanza de vida de los
animales un 30%.
Estos y otros avances de los úl-
timos años han llevado a algunos
científicos a «considerar el enveje-
cimiento como una enfermedad.
algo que se puede manipular», tal
y como explicó el propio Serra-
no en declaraciones al diario El
Pais hace unos años. En aquella
entrevista, el científico español se
mostraba optimista; «En ratones
se ha revertido (el envejecimien-
to), se ha conseguido que vivan
más, incluso hacer que un ratón
viejo vuelva a ser joven. Esto hace
10 años era ciencia-ficción (...) Si
se puede hacer en un ratón, se
podrá hacer en humanos. Será
más difícil, pero creo que habrá
terapias antienvejecimiento en un
futuro relativamente próximo, en
10, 20 o 30 años. Dudo que eso
nos haga inmortales, pero vamos
en esa dirección».
PODEROSOS INVERSORES
Los resultados de Izpisua, Serrano
y otros cientiticos punteros en
el campo del rejuvenecimiento
celular (la mayoría «fichados» por
Altos Lab) son esperanzadores.
E imaginarlos trabajando juntos,
en una empresa financiada por
Bezos y Milner, con todos los
medios necesarios, no hace
sino crear grandes expectativas.
No olvidemos que Bezos, con
una fortuna que asciende a mas
de 200.000 millones de dóla-
res, suele conseguir lo que se
propone. Solo hay que echar un
vistazo a Blue Origin, su empresa
de transporte aeroespacial, que
este verano consiguió realizar su
primer vuelo suborbital tripulado
a bordo del New Sephard. en el
que él mismo viajó. Sin embargo,
los científicos de Altos Lab no son
los únicos que trabajan para con-
seguir una meta idéntica. Desde
hace unos anos, otros investiga-
dores vienen indagando con fines
similares, aunque no siempre con
el respaldo o el reconocimiento
de la comunidad científica...
En las últimas décadas, V
gracias a los avances en medicina,
la esperanza media de vida a nivel
global ronda los 70 años, aunque
lógicamente estos indices no son
los mismos en cada pais, existien-
do una notable diferencia entre
países desarrollados (donde la
esperanza de vida puede llegar a
los 84 años, en el caso de España)
y naciones del tercer mundo (don.
de cae en picado hasta los 43 de
Sierra Leona, por ejemplo), según
datos de la OMS de 2020. En
cualquier caso, es evidente que
los avances médicos, como la pro-
liferación de vacunas para distintas
enfermedades, el uso de antibió-
ticos o el desarrollo de nuevos
fármacos y técnicas quirúrgicas
como los trasplantes ha elevado
el umbral de la supervivencia de
forma general hasta cotas difíciles
de imaginar hace apenas un siglo
VA PODEMOS
VIVIR 120 ANOS
Del mismo modo, este aumento
en la media de esperanza de vida
está también relacionado con el
descenso en el índice de morta-
lidad infantil y, de forma especial,
en los países desarrollados. Hov,
los científicos -sobre todo los
investigadores especializados
en el envejecimiento-parecen
coincidir en señalar que la «má-
quina humana», es decir, nuestro
cuerpo, está diseñado para so-
brevivir hasta una barrera situada
en torno a los 120 o 130 años.
Llegados a este punto, la pregun-
ta más trascendente es: ¿podria
la ciencia, en los próximos años,
burlar esta barrera biológica y pro-
longarla hasta cotas nunca vistas?
Buena parte de los gerontólo-
gos, biólogos y especialistas en
envejecimiento trabajan desde
hace décadas en esta dirección y,
aunque siempre se han mostrado
optimistas, hasta hace solo unos
años parecía complicado conse-
guir un aumento significativo de
la esperanza de vida del ser hu-
mano, al menos a corto plazo. Sin
embargo, y como ya hemos avan-
zado antes, en los últimos años
varios científicos han realizado
notables avances en el campo de
la senescencia (envejecimiento
humano), anunciando la posibili
dad de que en un plazo no muy
lejano (una horquilla de tiempo de
entre cinco y veinte años) podría-
mos ser capaces de conseguir un
importante aumento de nuestra
longevidad. Y lo que es igual de
importante: esta mayor esperan-
za de vida se disfrutaría además
con un buen estado físico -sin
enfermedades normalmente
asociadas a la edad avanzada-y
una gran calidad de vida.
PARANDO EL
PASO DEL TIEMPO
El primero en acaparar la aten
ción de los medios de comuni-
cación con sus asombrosas -y
polémicas- declaraciones fue el
británico Aubrey de Grey. Con su
aspecto excéntrico -barba larga
cobriza y apariencia de hippie
sesentero-, a primera vista pa-
rece un «científico loco» sacado
de algún relato de ficción. Sin
embargo, este gerontólogo de la
Universidad de Cambridge (Reino
Unido) asegura ir muy en serio
con sus estudios y afirmaciones.
En 1999. De Grey escribió su
libro The mitocondrial free radical
theory of aging (La teoría del
envejecimiento de los radicales
libres mitocondriales), aunque sus
ideas alcanzaron popularidad en
el año 2004, cuando periódicos,
revistas y televisiones de todo
el mundo se hicieron eco de sus
ideas. Según De Grey, si la cien-
Cia logra evitar el daño del ADN
mitocondrial podría prolongarse
nuestro periodo de supervivencia
de forma significativa. Y cuando
De Grey habla de prolongar la
vida no se refiere a unos cuantos
años, sino a eliminar el enveje-
cimiento -y sus enfermedades
asociadas- como causa de la
muerte y obtener un estado de
madurez permanente, volviéndo-
nos practicamente inmortales.
Los esfuerzos de De Grev se
han materializado en lo que él
mismo ha bautizado como SENS
(siglas en inglés de Estrategias
para la Ingeniería de un Envejeci-
miento Inapreciable), una estra-
tegia que busca lograr el rejuve-
necimiento de tejidos y órganos,
proporcionándonos prácticamen-
te una esperanza de vida indefini-
da, solo amenazada por acciden-
tes o muertes violentas. En este
sentido, el gerontólogo británico
ha señalado siete tipos de daños
a tejidos provocados por la edad
y que suponen la «única» barrera
a superar para lograr la ansiada
meta de la humanidad: una vida
eterna prácticamente literal. Para
lograr su objetivo, De Grey ha
puesto en marcha la Fundación
Matusalén (que él mismo presi-
de) y la publicación Rejuvenation
Research (Investigación sobre el
Rejuvenecimiento), ambas desti-
nadas a la investigación y obten-
ción de fondos dirigidas a eliminar
los siete tipos de daños a tejidos.
Y si creemos en sus palabras,
algunos de estos daños estarían
cerca de ser solventados.
Pero pese a lo esperanzador de
sus anuncios, De Grey no cuenta
con el respaldo de la mavoría de
la comunidad científica -más bien
al contrario-, y sus colegas se
muestran más prudentes y me-
nos optimistas. Uno de los criti-
cos más destacados del científico
británico es el cirujano estadouni-
dense Sherwin Nuland, profesor
en la Facultad de Medicina de
la prestigiosa Universidad de
Yale y autor del libro How we die
(Cómo morimos). En sus propias
palabras, «De Grey no es malo,
ni está loco, pero su labor no va
a tener éxito y, aunque lo tuviera,
nos destruiría en el intento por
preservarnos, porque vivir tales
periodos de tiempo socavaría el
significado del ser humano».
SKQ1: EL ELIXIR
DE LA VIDA ETERNA
Nuland no es el único en manifes-
tar sus dudas sobre las hipóte-
sis de De Grey. Tras el revuelo
causado por sus declaraciones en
la prensa internacional, la revista
EMBO Reports, especializada en
biología molecular y vinculada a la
publicación Nature, daba a cono-
cer el dictamen de un grupo de
veintiocho destacados científicos
en el campo de la senescencia.
Su veredicto era más que claro:
«Ninguna de las terapias de De
Grey ha mostrado nunca haber
conseguido extender la esperan-
za de vida de ningún organismo».
Una opinión similar mantiene Ma-
nuel Serrano, el científico español
del que hablábamos al comienzo
del articulo. Al ser preguntado al
respecto, el investigador madrile.
ño explicó al diario El País: «Sus
ideas no son realistas a día de
hoy. A lo mejor dentro de 200 o
300 años lo son. Pero yo veo im
posible predecir lo que va a pasar
más allá de 20 o 30 años».
Pese a las duras críticas, Au-
brey De Grey no ceja en su em-
peño y continúa buscando la fi-
nanciación necesaria para superar
los siete tipos de daños de tejidos
que, en su opinión, nos separan
de la anhelada inmortalidad. Si
las declaraciones del experto
británico generaron una intensa
controversia, otro tanto sucedió
algún tiempo después con las
afirmaciones de otro científico,
en este caso de origen ruso. En
septiembre de 2010, el profesor
Vladimir Skulachev, investigador
en bioingeniería de la Universi-
dad Estatal de Moscú, realizaba
un anuncio sorprendente: Sus
investigaciones en el campo del
envejecimiento, en el que llevaba
trabajando cuatro décadas, habían
dado resultado, y en solo unos
años todos podríamos, según él,
tener a nuestro alcance el ansiado
«elixir de la vida eterna», una
molécula antioxidante capaz de
detener el envejecimiento celular
de nuestro organismo. Gracias a
este descubrimiento, aseguraba
Skulachev, «el hombre podría vivir
diez veces más que ahora, llegan-
do a los 800 años de edad». El
currículum del científico ruso (que
actualmente tiene 86 años) es
intachable, con decenas de articu-
los en publicaciones académicas,
pero sus increíbles expectativas
parecen surgidas de la mente de
un iluminado. ¿Realmente hay
razones para tanta esperanza?
Aunque originalmente no lo
aclaró en sus declaraciones a la
prensa, la molécula antioxidante
a la que se refería Skulachev es
una sustancia llamada SKQ1, en
la que el biólogo ruso ha trabajado
durante años. Al parecer, la SKQ1
podría entrar en la mitocondria y
frenar a los oxidantes que provo-
can la degeneración celular. En
2017, un equipo conjunto de cien-
tíficos rusos y suecos -en el que
participaba Skulachev-publicó
en la revista especializada Aging
los resultados de su investigación
con la SKQ1. Según estos datos,
la molécula desarrollada por el
científico ruso era capaz de ralen-
tizar el envejecimiento en ratones
de forma significativa.
Mientras científicos como los
de Altos Lab, De Grey o Skula-
chev exploran distintas vías de
investigación, otros pensadores
llevan décadas apostando por
otros caminos -siempre de
mano de la ciencia- para intentar
vencer a la muerte, o al menos a
retrasarla todo lo posible. En una
fecha tan temprana como 1957,
el biólogo británico Julian Huxley,
hermano del célebre autor de
la distópica novela Un mundo
feliz, acuñaba un nuevo y curioso
término, el transhumanismo, para
definir una forma de pensamiento
que abogaba por el alumbramien-
to de un nuevo ser humano: «El
hombre sigue siendo hombre,
pero trascendiéndose a si mismo,
al cobrar conciencia de las nuevas
posibilidades de y para naturale-
za humana». Algunas décadas
antes. otro científico, el genetista
J. B. Haldane, vaticinaba en una
de sus obras que el desarrollo
de los estudios genéticos y su
aplicación en la medicina tendrían
grandes beneficios para el futuro
de la raza humana.
A pesar de estas tempranas
manifestaciones, no sería hasta
la década de los años 80 del
siglo pasado cuando un grupo
de pensadores, reunidos en
torno al seno de la Universidad
de California en Los Angeles,
popularizara las ideas transhuma-
nistas, proponiendo el uso de las
últimas tecnologías con el fin de
«traspasar las actuales capacida-
des mentales y físicas» del Homo
sapiens, reduciendo o acabando
con la enfermedad, el envejeci-
miento y, en última instancia, la
muerte. Así pues, la meta de los
llamados transhumanistas sería
conseguir que el ser humano
rompa sus barreras biológicas,
convirtiéndose en lo que han
denominado posthumanos,
siempre de la mano de la ciencia
y la tecnología. La clave del éxito
de estos objetivos, en opinión de
los transhumanistas, está por lo
tanto en el desarrollo tecnológico.
Para algunos miembros de este
«movimiento», como el teórico
Raymond Kurzweil, la actual
revolución tecnológica, en su
opinión imparable, hará factible
que en las próximas cuatro o
cinco décadas alcancemos una
«singularidad tecnológica» que
nos transportara directamente a
ese otro escalón evolutivo. Para
ello se emplearían los avances en
modificación corporal -implantes
y prótesis cibernéticas biológi-
cas-, terapias genéticas, nanotec-
nología, informática, etc.
TECNOLOGÍA DE
LA INMORTALIDAD
Escuchando tales postulados es
inevitable que acudan a nuestra
mente algunos célebres relatos
de ciencia-ficción. en los aue el
ser humano sufre una suerte de
simbiosis robótica que transfor-
ma a la humanidad en cyborgs.
Sin llegar a tales extremos, lo
cierto es que en los últimos años
hemos experimentado notables
avances en el terreno de los
implantes y prótesis en humanos,
que convierten lo que parecía
mera fantasía en pura realidad. En
2011, la publicación científica New
Scientist detallaba en sus pâginas
la sorprendente historia de Jesse
Sullivan, un estadounidense
sin brazos a quien ingenieros
biomecánicos de la Northwestern
University implantaron entonces
sendas prótesis robóticas como
sustitución de sus extremidades
superiores. Lo realmente extraor-
dinario de la historia de Sullivan
-hace años que los cientíticos y
médicos vienen experimentado
con ingenios similares- es que las
prótesis colocadas al estadouni-
dense estaban conectadas a las
terminaciones nerviosas de su
cuerpo, por lo que es capaz de
controlarlas directamente con su
mente. Sus brazos, pese a ser ar-
tificiales, responden instantánea-
mente a sus órdenes cerebrales,
sustituyendo de forma ejemplar a
los originales.
Si este tipo de avances hacen
volar nuestra imaginación, algunos
de los postulados más «radicales»
o arriesgados de ciertos trans-
humanistas llevan el sueño de
alcanzar la inmortalidad a cotas in-
creibles. Entre los defensores del
transhumanismo, algunos creen
factible que el futuro desarrollo
tecnológico -quizá no demasiado
lejano, ateniéndonos al imparable
avance en cuestiones informá-
ticas- permitirá «trasvasar» la
conciencia humana a un soporte
no biológico; es decir, «inyectar»
nuestra mente en un dispositivo
informático. De conseguirse algo
semejante, la supervivencia inde-
finida sería una realidad, abriendo
las puertas a la vida eterna
Si esta propuesta parece
radical, la planteada por el físico
matemático Frank J. Tipler,
profesor de la Universidad de
Nueva Orleáns y autor del libro La
física de la inmortalidad. va aún
un paso más allá. En opinión de
Tipler, dentro de miles de años, el
desarrollo tecnológico dará lugar
a una inteligencia artificial tan
poderosa que tendrá un control
absoluto de nuestro universo.
Esta inteligencia, vinculada a la
idea del Punto Omega planteada
por el jesuita francés Teilhard de
Chardin, sería capaz a su vez de
dar lugar a una realidad virtual en
la que se «replicarían» todas las
formas de vida inteligente existi-
das hasta entonces: una auténti
NDO FUTURO
ca resurrección de los muertos, al
modo de la descrita en la doctrina
cristiana. En otras palabras, Tipler
cree que en el futuro lejano, el
desarrollo tecnológico dará lugar
a una especie de divinidad, capaz
no solo de evitar el fin del univer-
so, sino de devolver la vida a toda
inteligencia que haya existido
gracias a una simulación informá-
tica en un mundo virtual.
PROBLEMAS MORALES
Lógicamente, las ideas extremas
del investigador estadouniden-
se fueron recibidas con duras
críticas por parte de la comunidad
científica. Expertos como el ma-
temático George Ellis-quien rea-
lizó una crítica del libro de Tipler
para la revista Nature-calificaron
las propuestas de este físico ma-
temático como «obra maestra de
la pseudociencia (...) producto de
una imaginación fértil al margen
de las restricciones propias de la
disciplina filosófica y científica».
Para otros, por el contrario, la
idea resultó sugerente e incluso
plausible, como ocurre con el
físico David Deutsch, profesor de
la Universidad de Oxford.
Aunque pequen de excesiva-
mente optimistas, las hipótesis
y propuestas de investigadores
como De Grey, Skulachev o Tipler
no hacen sino reflejar nuestros
mayores miedos y esperanzas. Si
bien la idea de alcanzar la inmor-
talidad parece más que lejana, los
avances médicos y tecnologicos
de los últimos años, e iniciativas
prometedoras como la de Altos
Lab, parecen indicar que no pa-
sará mucho tiempo antes de que
el ser humano vea incrementada
de forma notable su longevidad
y calidad de vida. Estos avances
traerán, sin embargo, algunos pro-
blemas éticos de carácter ético v
moral. ¿Hasta qué punto seria ad-
misible la utilización de elementos
tecnológicos en el ser humano?
¿Podría asumir el planeta una
población cada vez más longeva y
numerosa? ¿Quedarán reducidos
estos avances a los ricos y pode-
rosos o por el contrario ayudarán
a eliminar las diferencias sociales
y económicas? ¿Debe el ser
humano aspirar a la inmortalidad o
aceptar su condición efímera?