La Alquimia



Considerando a la Alquimia desde el punto de vista de la ciencia oculta y considerando a los alquimistas como maestros en su ciencia. 

Un ejemplo es la obra de Raimundo Lulio en la que encontramos reglas de este arte especial. En efecto, en todo escrito serio, en el que se haga referencia a la filosofía hermética, encontraremos lo siguiente:


1. Una filosofía profunda que sirve de base a una síntesis natural, la cual tiene como punto de partida la teoría de la evolución expuesta hasta sus últimas consecuencias y la teoría de la unidad de la sustancia y del plan. (Por ende, el axioma alquímico que dice: "Todo está en todo").

2. Una aplicación de los principios de la Cábala hebrea vinculados con la tradición egipcia y gnóstica.

3. Numerosas prácticas de carácter físico, químico y biológico que apoyan esas teorías.

Por tales circunstancias, cuando lo único que se quiere ver en la Alquimia son prácticas de naturaleza química, lo que se hace es mutilar; de manera por demás indigna, una enseñanza completa en la cual su práctica llega a justificar su teoría científica.

Un Alquimista de verdad era, pues, al mismo tiempo médico, astrónomo y astrólogo, filósofo, cabalista y químico.



Así mismo, los estudios eran muy serios y prolongados y eran trasmitidos mediante iniciaciones por el maestro a uno o dos discípulos dilectos, ocultándolos cuidadosamente a los profanos. Junto con aquellos sabios, verdaderos filósofos herméticos, aparecen los charlatanes ignorantes, cuyo único propósito consistía en adquirir riquezas materiales. Lo único que éstos hicieron siempre fue desacreditar a la Alquimia. Por ello, varios millares de tomos escritos se hallan en nuestras bibliotecas bajo el rubro de "Filosofía Hermética" y abarcan lo siguiente:

1. Tratados de Historia Natural.

2. Tratados de Física y Química corrientes.

3. Tratados de Alquimia propiamente dicha o de preparación de la Piedra Filosofal.

4. Tratados de Filosofía, Cábala y Astrología.

5. Enciclopedias que son un conglomerado de todos los géneros.

Esta observación permite comprobar que la tradición esotérica se halla representada en todas sus ramas por la Filosofía Hermética. Es así como se produjo el paso de esta tradición desde Egipto hacia Occidente.

El estudio de quienes son depositarios del Esoterismo nos permitió comprobar que los esenios por una parte y los gnósticos por otra fueron los únicos que guardaron las claves de la Ciencia Oculta.



Los esenios, asentados en Palestina, apartados de toda actividad política, fundaron muchas sociedades secretas.

En cambio los gnósticos procuraron difundir sus enseñanzas por doquier. Tras la libertad concedida a las facultades regionales para que divulgaran las enseñanzas esotéricas, fueron escritos muchos tratados concernientes a las prácticas de las Ciencias Ocultas según las tradiciones egipcias.
Estos tratados cuya redacción se remonta hacia el siglo II de nuestra era, sólo tenían como finalidad fomentar la retentiva y propalar la transmisión oral.

Había dos grandes clases de tratados:

1. Los que se ocupaban del mundo invisible del alma y sus poderes.

2. Los que se ocupaban de la aplicación de los poderes del alma a la naturaleza, es decir; de la Teurgia y la Alquimia.

De los primeros que son principalmente filosóficos, poseemos algunos fragmentos; de los segundos poseemos una enorme cantidad de tratados a los que puede denominarse propiamente obras de alquimia.

Se cree, de manera general y coincidente, que la parte práctica del ocultismo llegó a Europa por medio de los árabes. Estos últimos introdujeron en Europa las ciencias que ellos habían recibido de los gnósticos que quedaban en Egipto, mucho tiempo después de predicarse la gnosis en Europa.

Ahora bien la gnosis abarcaba una parte mágica. Recuérdense los milagros de Apolonio de Tiana, de Simón el Mago y de otros gnósticos célebres, y se descubrirá el verdadero origen de esta Filosofía Hermética.

La Alquimia representa, pues, la vía de transmisión de la Ciencia Oculta a través de Occidente

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