A PROPOSITO DE LA CIENCIA


En general se considera que la ciencia, tal como la conocemos hoy en día, apareció en el siglo XVII en Europa.

 
 
CienciaDesde entonces, no ha dejado de crecer y diversificarse en todo el mundo. Hoy en día se divide en muchas ramas, algunas aparentemente sin relación entre ellas, mientras que otras están estrechamente vinculadas: la física, la química, la astrofísica, la biología, la geología, la zoología, la botánica, etc. así como otras muchas áreas que se dedican a la comprensión de los fenómenos que los científicos estudian, bien sea en un laboratorio o en contacto directo con la naturaleza, a veces en condiciones muy difíciles.
Obviamente, la ciencia en general ha permitido a la humanidad desarrollarse significativamente, mejorar las condiciones de vida de un gran número de personas y comprender muchos misterios que en cierto momento de la historia desafiaban el entendimiento humano. Pero como todo en la vida, la ciencia también tiene su cara y su cruz, ya que está sirviendo de soporte a un desarrollo tecnológico que hace que el hombre esté cada vez más alejado de la naturaleza y adopte progresivamente una visión más materialista de la vida. Siguiendo el hilo de esta reflexión, podríamos decir que el desarrollo científico ha permitido la creación de armas cada vez más potentes, hasta el punto de que ahora somos capaces de destruir el planeta. También es gracias a la ciencia que el hombre tiene los medios mecánicos, técnicos, químicos, etc., para sobreexplotar los recursos naturales de nuestro planeta, y paralelamente contaminar la Tierra a todos los niveles. De hecho, la propia comunidad científica está de acuerdo en que el equilibrio de la Tierra está en serio peligro.
Sin embargo, bajo mi punto de vista sería injusto decir que la ciencia en sí misma ha sido la causante de todos estos desastres, pues no es la ciencia sino el ser humano el que contamina o el que crea armas para hacer la guerra. Por otro lado, si la ciencia ha llegado a ser tanto perjudicial como beneficiosa para los hombres, es porque está creciendo mucho más rápido que la conciencia humana, incluso entre los propios científicos. Como prueba de ello, basta pensar en aquellos que han trabajado y siguen trabajando en el desarrollo de armas de “destrucción masiva”, de minas “anti-personas” o de pesticidas cada vez más peligrosos y contaminantes. En un campo más técnico, todo el mundo sabe que Internet se utiliza para apoyar ciertos ideales, actividades, conductas, proyectos, etc., que están lejos de expresar lo mejor de la naturaleza humana. En este sentido, la red de redes refleja lo mejor y lo peor de la sociedad.
Otra debilidad de la ciencia es su tendencia a creer que puede y debe ser capaz de explicar todo racionalmente. En virtud de este principio, si no de este dogma, todo depende de la razón y la observación. Sin embargo, hay verdades que están dentro del ámbito de la intuición y la imaginación. En este sentido, cabe señalar que los científicos de la antigua Grecia (como Pitágoras, Tales, Demócrito, Heráclito, Empédocles, etc.) recurrían tanto a la razón como a la intuición en su estudio de los misterios del universo. Esto explica el hecho de que la mayoría de ellos eran espiritualistas y admitían como una evidencia la existencia del alma y de Dios, en el significado más místico de estos dos términos.
Para que el papel desempeñado por la ciencia llegue a ser exclusivamente positivo y contribuya plenamente al bienestar de la humanidad, tiene que volver a conectar con el espíritu que animaba a los filósofos griegos, es decir, reconstruir el vínculo entre la razón y la intuición, entre la observación y la imaginación, entre lo racional y lo espiritual. Algunos científicos prominentes han comenzado a hacerlo rompiendo el tabú que al parecer oponía sistemáticamente la ciencia a la espiritualidad, siendo las dos complementarias en sí mismas, ya que constituyen los dos pilares sobre los que debe apoyarse el conocimiento para contribuir a la elevación de las conciencias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario